El conjunto escultórico consta de tres elementos Hombre, Toro y Maroma que los une. Dicho monumento representa la tradición centenaria de las Fiestas del Toro Enmaromado, obra del artista Pedro Requejo Novoa.
Las figuras son de tamaño natural y de bronce fundido a la cera perdida. Están instaladas sobre un pedestal, forrado con los mismos adoquines que cubren las calles del centro por las que discurre la carrera del astado.
Los mozos están representados llenos de dinamismo y vida, con gesto de tensión y en un juego de miradas cómplices corriendo y agarrando con firmeza la cuerda, uno más agachado citando al astado: ¡eh toro! El que está más adelantado abre la carrera con la mirada al frente. La Maroma es el nexo de unión de toda la obra. El Toro, elemento más preminente y mimado del grupo aparece en actitud desafiante, emanando vitalidad y dinamismo.