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09/03/2016

Manifiesto institucional del ayuntamiento de Benavente con motivo del día internacional de la mujer trabajadora

El origen de esta fecha está en el sacrifico y las luchas de muchas mujeres que durante siglos no se han conformado con una sociedad injusta y discriminatoria. Las mujeres hemos tenido que pelear siempre el doble que los hombres para conseguir la mitad.

Es necesario un pacto de Estado contra las violencias machistas, pero también pensar la discriminación como un problema de la democracia. Sin las mujeres no habrá democracia y no la habrá mientras se siga valorando mucho menos a unas que a otros.

Para convertir la igualdad nominal en igualdad real hay que trabajar en tres esferas interrelacionadas: corregir la situación socioeconómica en la que se ha situado a las mujeres, luchar contra los estereotipos machistas y todas las manifestaciones de violencia de género y trabajar por el fortalecimiento de la representatividad y la participación de las mujeres.

Todo esto tiene un punto de partida: encarar los problemas y llamarlos por su nombre, encarar las soluciones y llamarlas por su nombre. El problema se llama discriminación, desigualdad, patriarcado. Se han disparado todas las brechas de género. El discurso machista campa a sus anchas y se han hecho habituales los hostigamientos a las feministas y a las defensoras de los derechos de las mujeres.

Han sido muchos los intentos de eliminar la consistencia ideológica y la tradición política e intelectual del feminismo, así como su larguísima lucha social.
La pérdida de derechos ha sido muy evidente durante la última legislatura. Con la tasa de actividad femenina quince puntos menos que la masculina, seguimos teniendo una tasa mayor de paro y peores condiciones de empleo. Con una brecha salarial del 24%, la temporalidad y el tiempo parcial caracterizan el empleo femenino. Las reformas laborales también han perjudicado en mayor medida a las mujeres, como también lo han hecho las políticas de austeridad. Recortar el Estado de bienestar implica una reducción de los servicios de atención y cuidados que, además de generar desempleo femenino, suponen una vuelta del trabajo de cuidados a los hogares y por tanto vuelve a recaer sobre las espaldas de las mujeres, que son las que los realizan y nos hace rehenes de una vida supeditada a otros.

No es un día de celebración, es un día de reflexión, de reivindicación de igualdad, que no es lo mismo que superioridad y es un día de visibilización, de que, aunque estamos en el siglo XXI aún las mujeres tenemos que seguir luchando.