Constituye el principal monumento artístico de Benavente y está situado en el centro de la ciudad. La iglesia muestra los diversos estilos artísticos por los que ha pasado desde el inicio de su construcción en el s. XII.
El inicio de su construcción se atribuye a la época de repoblación de la ciudad por Fernando II, hacia 1180.
Se trata de una iglesia románica con cinco bellos ábsides y tres portadas. Su construcción se lleva a cabo en cuatro fases.
En la primera fase (siglo XII) se realizan los cinco ábsides, parte del perímetro y las dos portadas románicas del crucero. En 1188 se paralizan las obras por la muerte de Fernando II.
Lo edificado en esta fase tardorrománica es fácilmente reconocible por su aparejo en arenisca pizarrosa. En los motivos de la decoración y en la distribución de los ábsides y pilares de esta etapa románica se observa una clara influencia del estilo cisterciense, y concretamente del monasterio de Moreruela situado muy cerca de aquí, en la localidad de Granja de Moreruela.
Existen en la iglesia tres portadas exteriores y una interior. Tres de ellas obedecen al estilo románico:
Portada meridional: La que está situada hacia el lado Sur tiene por tema el “Agnus Dei” o cordero místico, rodeado de ángeles incensando. Presenta tres arquivoltas que cobijan un tímpano y se sostienen por tres parejas de columnas decoradas con capiteles de palmetas.
La arquivolta exterior está formada por arquillos de medio punto. La intermedia va decorada con flores de cuatro pétalos. La interior contiene diversas representaciones figurativas, que de izquierda a derecha son las siguientes: Eva, aparece sentada sobre hojas bajo el árbol de la ciencia del que pende el fruto prohibido, oculta con su manso su desnudez porque ya ha pecado, mientras la serpiente se acerca al oído para tentarle; un león alado (símbolo del evangelista San Marcos); un ángel de pie sosteniendo en sus manos un libro abierto (símbolo del evangelista San Mateo). En el centro de la arquivolta la cabeza del Padre Eterno, la figura del Buen Dios rodeado por cuatro ángeles incensarios, dos en pie y dos en vuelo. A su lado un águila de alas abiertas (símbolo del evangelista San Juan); un toro alado (símbolo del evangelista San Luca); y la Virgen María, de pie y en actitud orante, sobre un mascarón monstruoso que vomita tallos, representando una escena del Génesis. En el tímpano enmarcado en un clípeo o círculo, se representa a Cristo como cordero, portando la cruz de la salvación.
Portada septentrional: La puerta situada hacia el Norte carece de desarrollo iconográfico, pero sin embargo ofrece una excelente muestra de decoración vegetal y esquemática. El estilo es muy similar al de todo el románico zamorano y tiene su réplica en otra puerta muy parecida, existente en la Iglesia de San Juan del Mercado.
Portada interior: En el interior de la capilla de Jesús se encuentra la portada más antigua del templo, que presenta elemento de un estilo románico más arcaico. Está formada por dos arquivoltas molduradas que descansan sobre jambas que simulan una decoración en zigzag. Sobre las éstas aparecen las ménsulas, decoradas con cabezas de animales, muy deterioradas que sostienen un pequeño tímpano decorado con un bajorrelieve esculpido a bisel con motivos vegetales.
A finales del siglo XIII, durante el reinado de Sancho IV se reanudan las obras. Se utiliza durante esta etapa constructiva una piedra de menor calidad, cubriéndose el transepto con bóvedas de crucería en los tramos centrales y de cañón en los extremos. Se levantan las naves y los arcos utilizados son ojivos o apuntados en los ventanales y en gran parte de las bóvedas. También se alza la torre que albergará el famoso reloj de Benavente, cuya campana se podía oír desde todos los valles comarcanos y de cual se popularizó el famoso dicho:
Campana la de Toledo
Catedral la de León
Reloj el de Benavente y
Rollo el de Villalón.
Aquel ingenio mecánico que originalmente venía marcando las horas desde el siglo XV sufrió varios incendios por lo que hubo de ser reparado y sustituido sus campanas en varias ocasiones. El mismo resultó dañado por un rayo durante una gran tormenta en 1877 y el que le sustituye en la actualidad tan sólo es un remedo de aquel célebre reloj que tanta fama reportó a Benavente.
En una tercera fase, ya en los siglos XV-XVI, y bajo el patrocinio de los Pimentel, se abovedan las naves del templo y se concluye el actual espacio de la sacristía en estilo tardogótico – renacentista, la cual en principio debió ser un panteón nobiliario.
En la cuarta fase, siglos XVII-XVIII se añade la Capilla de Jesús, lo cual ocasiona que al añadir este nuevo cuerpo al edificio una de las puertas hasta entonces exteriores del templo se transforme en una portada interior.
En el siglo XVIII se produce el derrumbe de la puerta Oeste (denominada de los Apóstoles) debido a probablemente al de hundimiento de unas bodegas subterráneas próximas al edificio y que existían previamente. A causa de ello hubo de construirse en esta última etapa marcada por un estilo barroco muy depurado una nueva portada de líneas y aire clasicista con una imagen de la Virgen en una hornacina del frontispicio. El conjunto de la puerta lleva la fecha de 1735.
ESCULTURA Y PINTURA
En el interior de la iglesia se encuentran diversos retablos y obras escultóricas de gran valor, algunas de ellos pertenecen a las iglesias benaventanas que han desaparecido.
Destaca una Virgen con el Niño, de talla románica y, sobre todo, el conjunto de la Anunciación, realizado en piedra policromada, probablemente en el siglo XIII. El grupo escultórico se encuentra en un perfecto estado de conservación; las imágenes que lo integran se encuentran colocadas en el crucero, concretamente en los dos pilares centrales. En uno de los pilares aparece el arcángel San Gabriel que está anunciando a la Virgen la “Buena Nueva”, la cual, como curiosidad, aparece ya en cinta.
También es este ábside central se encuentra una escultura exenta figura del Padre Eterno. En uno de los derrames del arco toral se localiza un magnífico Calvario gótico policromado. En las pinturas de la bóveda encontramos la representación de los símbolos zodiacales, en lo que se ha dado en denominar “El cielo de Benavente”.
En uno de los lados del Crucero sobre la puerta Norte del templo se localiza un gran escudo barroco de los condes de Benavente, benefactores del templo, sobre el mismo luce el lema de los Pimentel “Más vale volando”. En una de las capillas está la escultura del Cristo Marino